lunes, 29 de febrero de 2016

Dante Divina comedia

Divina Comedia. Infierno.

CANTO I  (vv.1-9)

A mitad del camino de la vida,                                       1[L1]
en una selva oscura me encontraba                             2[L2]
porque mi ruta había extraviado.                                 3

¡Cuán dura cosa es decir cuál era
esta salvaje selva, áspera y fuerte
que me vuelve el temor al pensamiento!                     6

Es tan amarga casi cual la muerte;
mas por tratar del bien que allí encontré,
de otras cosas diré que me ocurrieron.                        9




CANTO I  (vv.61--63)

Mientras que yo bajaba por la cuesta,
se me mostró delante de los ojos
alguien que, en su silencio, creí mudo.                            63


CANTO I  (vv.79-84)

« ¿Eres Virgilio, pues, y aquella fuente
de quien mana tal río de elocuencia?
-respondí yo con frente avergonzada-.                            81

Oh luz y honor de todos los poetas,
válgame el gran amor y el gran trabajo
que me han hecho estudiar tu gran volumen.                 84




CANTO V  (vv.100-141)

Amor, que al noble corazón se agarra,
a éste prendió de la bella persona
que me quitaron; aún me ofende el modo.                               102

Amor, que a todo amado a amar le obliga,                                103[L58]
prendió por éste en mí pasión tan fuerte                                     104[L59]
que, como ves, aún no me abandona.                                        105

El Amor nos condujo a morir juntos,
y a aquel que nos mató Caína espera.»                                     107[L60]
Estas palabras ellos nos dijeron.                                                 108

Cuando escuché a las almas doloridas
bajé el rostro y tan bajo lo tenía,
que el poeta me dijo al fin: «tQué piensas?»                             111

Al responderle comencé: «Qué pena,
cuánto dulce pensar, cuánto deseo,
a éstos condujo a paso tan dañoso.»                                           114

Después me volví a ellos y les dije,
y comencé: «Francesca, tus pesares
llorar me hacen triste y compasivo;                                            117

dime, en la edad de los dulces suspiros
¿cómo o por qué el Amor os concedió
que conocieses tan turbios deseos?»                                           120

Y repuso: «Ningún dolor más grande
que el de acordarse del tiempo dichoso
en la desgracia; y tu guía lo sabe.                                               123[L61]

Mas si saber la primera raíz
de nuestro amor deseas de tal modo,
hablaré como aquel que llora y habla:                                      126

Leíamos un día por deleite,
cómo hería el amor a Lanzarote;                                               128[L62]
solos los dos y sin recelo alguno.                                               129

Muchas veces los ojos suspendieron
la lectura, y el rostro emblanquecía,
pero tan sólo nos venció un pasaje.                                           132

Al leer que la risa deseada                                                            133[L63]
era besada por tan gran amante,
éste, que de mí nunca ha de apartarse,                                     135

la boca me besó, todo él temblando.
Galeotto fue el libro y quien lo hizo;
no seguimos leyendo ya ese día.»                                              138

Y mientras un espiritu así hablaba,
lloraba el otro, tal que de piedad
desfallecí como si me muriese;                                                    141


Paraíso - Canto XXXII (vv. 88-96)

Yo vi que tanto gozo le llovía,
llevada por aquellas santas mentes
creadas a volar por esa altura,                                                   90

que todo lo que había contemplado,
no me colmó de tanta admiración,
ni de Dios me mostró tanto semblante;                                    93

y aquel amor que allí bajara antes
cantando: «Ave María, gratia plena»
ante ella sus alas desplegaba.                                                    96

Respondió a la divina cancioncilla
por todas partes la beata corte,
y todos parecieron más radiantes.                                            99

martes, 2 de febrero de 2016

ORGULLO Y PREJUICIO: CAPÍTULO IX

Introducción:
Jane se encuentra indispuesta en Netherfield, la casa arrendada del señor Bingley. Elizabeth, hermana de Jane, decide ir a verla y se queda a dormir para cuidarla. Al día siguiente envía una misiva a la señora Bennet, su madre, para que se presente allí y juzgue personalmente el estado de salud de Jane.
La señora Bennet exagera sobre este asunto aludiendo que su hija no puede trasladarse en su estado y tendrá que quedarse unos días más en Netherfield. 
El objetivo de esto es sólo uno: unir a Jane con el señor Bingley, ya que la señora Bennet sólo piensa en desposar a sus cinco hijas con hombres pudientes. 
En la salita del desayuno se encuentran el señor Darcy, el señor Bingley, la señorita Bingley, Elizabeth y la señora Bennet. Esta última comienza a conversar con el anfitrión sobre cuánto tiempo espera quedarse en Netherfield, y este le expresa su indecisión. Lizzy, con una ironía que la caracteriza, le hace saber que no le agrada lo que aparenta con su transparente personalidad. Entonces comienzan a hablar sobre los caracteres y el estudio de ellos:
-No sabía que fuera usted una estudiosa del carácter -prosiguió Bingley-. Debe de ser una disciplina muy interesante. 
-Sí, pero los caracteres misteriosos y complejos son los más interesantes. Tienen, al menos, esa ventaja.
-El campo -dijo Darcy- proporciona en general muy poca materia para ese estudio. En un entorno rural uno se mueve en un ambiente muy cerrado. 
-Pero las personas cambian tanto que siempre hay algo nuevo que descubrir en ellas.
-Por supuesto -exclamó la señora Bennet, ofendida por el modo en que Darcy había hablado de su círculo social-. Le aseguro que aquí hay tanto de eso como en la ciudad.
Todo el mundo se quedó perplejo; y Darcy, después de mirarla unos instantes, se alejó en silencio. La señora Bennet, que imaginaba haber derrotado a su enemigo, quiso disfrutar de su triunfo.
-No creo que Londres tenga muchas ventajas sobre el campo, si exceptuamos las tiendas y los lugares públicos. El campo es mucho más agradable, ¿verdad, señor Bingley?
-Cuando estoy en el campo -respondió su anfitrión-, nunca deseo irme; y, cuando estoy en Londres, me ocurre tres cuartos de lo mismo. Los dos lugares tienen sus ventajas, y puedo ser igual de feliz en ambos.
-Sí, pero eso es porque tiene usted muy buen carácter. Sin embargo, ese caballero -dijo la señora Bennet mirando a Darcy- parece despreciar el campo.
-Se equivoca, mamá -exclamó Elizabeth,  ruborizándose por culpa de su madre-. Ha malinterpretado usted al señor Darcy. Sólo ha querido decir que en el campo no hay tanta variedad de personas como en la ciudad, algo que, como reconocerá usted, es cierto.

Análisis:
Este fragmento pertenece a una novela romántica titulada Orgullo y Prejuicio publicada el 28 de enero del año 1813 con su título original Pride and Judice. Fue escrita por Jane Austen, escritora inglesa que nació en Steventon, Inglaterra en 1775 y murió en Winchester en 1817 de Tuberculosis. 
La primera frase del libro figura como una de las más conocidas de la literatura inglesa: <<Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero en posesión de una gran fortuna, necesita una esposa>>.
Este principio es, sin duda, el mejor comienzo que Austen podía haber dado a la novela, puesto que resume de manera muy general el contenido de la obra.

En este fragmento predomina el diálogo y el narrador interviene una única vez de manera omnisciente y en tercera persona. Por lo tanto, conoce los aspectos internos de los personajes. Ejemplo: "La señora Bennet, que imaginaba haber derrotado a su enemigo, quiso disfrutar de su triunfo."

El tiempo en que transcurre la acción es externo debido a los diálogos: se tarda el mismo tiempo en leer lo que ocurre que el tiempo en que ocurren los hechos.

El espacio en que se desarrolla la trama es en Netherfield, concretamente en la salita del desayuno.

En este fragmento no podemos deducir qué tipos de personajes hay, pero analizando la obra en general, hay dos tipos de personajes:
-El señor y la señora Bennet, Mary, Catherine, Lydia, el señor Bingley y Jane aparecen como personajes planos ya que no presentan ningún desarrollo psicológico a lo largo de la novela y causan siempre la misma impresión en el lector.
-En cambio, el señor Darcy y Elizabeth son personajes redondos: a lo largo de la novela maduran superando obstáculos y problemas que se les presentan, aprenden de sus fallos, y superan el orgullo de clase y los prejuicios que primeramente tenían el uno por el otro, para así afrontar un futuro en común.

Gracias al diálogo se consigue una especie de acercamiento y familiarización del libro con el lector porque puede imaginar las cosas tal y como suceden e incluso imaginar que está presente en la trama (como espectador).

Opinión personal: He escogido este fragmento porque bajo mi punto de vista, es uno de los que más reflejan el orgullo de clase que reside en la obra y en la época en la que se desarrolla la acción. Pero el orgullo de clase no está solo en los personajes pudientes (de clase alta) sino también en los personajes de menor rango social. En este fragmento, el orgulloso señor Darcy hace un comentario sobre que el campo es un ambiente muy cerrado para el estudio de los caracteres, en cambio la ciudad (Londres) está más enriquecida en ese aspecto. Ante este comentario, la entrometida señora Bennet se siente directamente ofendida y su orgullo queda herido, por lo que también defiende su postura y clase social alegando que en el campo hay tanto material de estudio como en la ciudad ya que las personas cambian mucho y siempre son interesantes. 
Lizzy, que intuye que su madre acabará diciendo más de lo que debe, decide intermediar a favor del señor Darcy defendiendo la inocencia de su comentario.

Valoración personal: De acuerdo con la opinión anterior, la temática de este fragmento es el orgullo de clase, independientemente de pertenecer a un mayor o menos rango en la sociedad. Y la temática de la obra en general es el desarrollo personal en una sociedad plagada de prejuicios y apariencias.

Conclusiones: Orgullo y Prejuicio es una obra destacada en la literatura universal porque es una de las primeras comedias románticas en la historia de la novela. También es una de las obras más conocidas de la literatura inglesa. En 2003, Orgullo y Prejuicio quedó calificada como el segundo libro más amado de Reino Unido, después de El señor de los Anillos. La obra ha tenido numerosas adaptaciones:
-Cine: Orgullo y Prejuicio, 2005.
-Televisión: Orgullo y Prejuicio, 1995 (producida por la BBC, servicio público de Radio, Tv e Internet de Inglaterra), y Lost in Austen, 2008.
-Por último, también cabe mencionar una versión en musical de Broadway llamada First impressions

Portada del capítulo IX de Orgullo y Prejuicio. Editorial Clásica Maior, ALBA.