miércoles, 1 de junio de 2016

Comentario de Garcilaso de la Vega (Soneto XIII):

A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos qu'el oro escurecían;

de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros que aun bullendo 'staban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!

Estos versos de Garcilaso de la Vega (1501-1536) se sitúan en el marco histórico del Renacimiento comprendido entre los siglos XIV hasta finales XVI. Este movimiento consistía en recuperar los clásicos grecolatinos, empezó en Italia y Garcilaso y Boscán fueron los mayores exponentes de ello en España.
El poema se basa en el mito de Dafne y Apolo, la cual para huir del dios se convierte en un laurel. En los versos se explica el momento de su metamorfosis.
Hace referencia a unos tópicos del petrarquismo, que son el amor no correspondido y el ideal no alcanzado. El tema del soneto es el amor como causante de un mal, en este caso, la transformación de Dafne en el árbol y la frustración por no conseguir lo que se quiere.
La estructura externa, como en todos los sonetos, consta de dos cuartetos y dos tercetos endecasílabos con rima consonante ABBA ABBA CDE CDE. Si lo dividimos por temas, los primeros dos cuartetos hablan sobre la transformación de la ninfa en árbol. Para ello, se usan muchos epítetos (verdes hojas) para remarcarla aún más. También se puede entrever el tópico de la “description pullae” ya que nos dice que el cabello de la muchacha es rubio muy claro, usando metáforas y a la vez hipérboles “los cabellos que al oro oscurecían” y diciéndonos que la piel de Dafne es blanca, que a la vez es un tópico del Renacimiento. El primer terceto se centra en el amor y se concentra el tema principal; la tristeza por el rechazo de la amada. El último terceto, el cuál es como una pequeña conclusión, predomina la función emotiva, el yo poético.

Personalmente el soneto lo encuentro muy bien realizado y transmite la tristeza por un amor no correspondido. 

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